Pues sí, por fin llegó aquella tarde y todo fue muy divertido. El día había empezado bien: Un desastre en forma de catarata en el piso de mis suegros (el vecino de arriba olvidó cerrar el grifo) amenizó la mañana, y de camino a La Carbonería, un incendio justo al lado del local. Pero al final, como decía, fue muy divertido y conocí a gente interesante con la que pude compartir un rato agradable leyendo nuestras locuras.
Algunas de las lecturas están publicadas aquí, como Las horas felices y Música. La cosa pertenece a Lapso, ese libro del que tanto hablo y que en breve volverá a estar a la venta.
El vídeo, cortesía de los chicos de FILHIN, lo improvisamos sobre la marcha, y es más que nada un experimento que no ha quedado mal del todo. Concretamente lo grabó Isa, que tuvo la amabilidad de acompañarme para ayudarme a sobrellevar mi famosa timidez.