Seas lo que seas, nunca te avergüences de eso que eres. Nunca dejes que los demás te digan que eso es malo. Nunca dejes que te digan cómo debes sentirte.
Te harán la vida difícil. Te ofenderán (tratarán de ofenderte). Te señalarán por su propio miedo a ser vulgares. Nada de eso será fácil ni agradable. De hecho, será muy desagradable. Te hará llorar. Te sumirá en un pozo negro del que muchos no salen.
Pero si resistes y no te doblegas, comprobarás que hay mucha belleza en ser diferente, y que hay muchas maneras de ser diferente. Disfrutarás de tu identidad y entenderás que quienes se burlaban tenían miedo de esas maravillosas cualidades que ahora te engrandecen.