Han estado siempre entre nosotros. Entre nuestros muros. Detrás de nuestros espejos. Nos han observado sin ser vistos. Nos han contemplado mientras dormíamos, siempre silenciosos y cautos. Cuando tu reflejo parece no recoger lo que sientes, es porque están ahí enfrente. Cuando sientes que no estás solo, es porque caminan a tu alrededor. Todos aquellos que desaparecen para siempre, están ahora con ellos. Quienes consiguen atisbarlos, acaban incendiando sus casas. Sin salir de ellas.
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