Soy jodidamente imperfecto. En ciertos aspectos, hasta límites difíciles siquiera de igualar. Y aunque no puedo negar que me gusta, no suelo sacar pecho por ello. Es posible que incluso me avergüence.
Pero nunca renunciaría a mi imperfección. ¿Cómo, si no, iba a tener un incentivo para seguir caminando, para seguir mejorando, para llegar a alguna parte?