Nunca vas a conocerte del todo. Te vas a pasar la vida escapando de ti mismo y tratando de averiguar dónde está ese que se escapa de ti. Te irás dejando pistas ambiguas y te frustrarás cuando el otro no sea capaz de entenderlas. Te morirás viendo cómo se alejan o cómo se acercan (esto depende de cada uno) pero no terminarán de separarse o de aproximarse del todo.
Pero que esa duda, esa ignorancia eterna, no te atormenten: esa respuesta siempre fue imposible. Lo importante era la persecución, el deseo de saber, el mantenerte siempre en fuga.