La croqueta mística

La croqueta mística | emartos.es

A Bella Indómita, por descubrirme el Día Internacional de la Croqueta

Dontcha, The Internet

¿No te pasa algunas veces que empiezas a escuchar una canción conocida y crees que está en una escala (tu cerebro cree que está en una escala) inferior o superior y te suena disonante pero poco a poco vas llegando, como en esos largos orgasmos lentos, y al ubicarte donde deberías haber estado desde el principio, sientes un placer suspendido en la nada? A mí me salta ese resorte con la música y con las croquetas. No me mires con esa cara de asombro. Las croquetas son uno de los grandes descubrimientos de la humanidad. Están a la altura del fuego, la rueda, la forja y la agricultura. Son arte y placer a partes iguales. Representan, además, la reutilización, el ciclo interminable de la vida. Cuando admiro una croqueta, veo la esencia de Saṃsāra. Para empezar, la croqueta (la buena croqueta) proviene del aprovechamiento. Al entrar en tu cuerpo, genera placer y te deshace en un sinfín de matices que están más allá de las palabras. Luego sale de ti, regresa a la naturaleza, se disgrega y se transforma, pasa a las plantas, a los animales, eventualmente a tu cocina, y tras dos o tres usos, de nuevo se convierte en croqueta, cerrando un ciclo infinito. Por tu expresión, intuyo que no me crees. Te entiendo. Yo también era escéptico. El culto a la croqueta no es para no iniciados. Y como te dije antes, no todas las croquetas son dignas de ser llamadas por ese sacrosanto nombre. Este camino empieza cuando encuentras a tu maestro. Solo hay un maestro para cada discípulo. Si soy yo quien ha de guiarte, acertaré a la primera con la croqueta de tu vida. Si no, tendrás que seguir buscando. Y no es por desanimarte, pero hay quienes mueren sin haberlo hallado. Ahora, necesito que despejes tu mente y que la liberes de prejuicios. Olvida las croquetas. Nunca has probado una croqueta. No sabes lo que es una croqueta. La palabra croqueta te suena extraña, como de otro idioma. Ahora, toma esto en tu mano. Es una croqueta. No te puedo decir qué contiene ni cómo se ha cocinado. Verás que es una croqueta ovalada, dorada y crujiente. Me atrevería a decir que es una croqueta perfecta. Es importante que no te la zampes de un solo bocado. La croqueta requiere, al menos, dos bocados. Primero, uno pequeño en el extremo más delgado, que te dará acceso a su esencia. A partir de ahí, puedes seguir mordisqueándola o engullirla. En cualquier caos, ese momento es crucial. Ahí sabrás si esta es la croqueta de tu vida. Y si tienes suerte, tu visión del universo cambiará de una manera tan radical que dejarás de ser tú mismo. Ahora, come y disfruta… Siente la croqueta… Busca en tu interior… Sí, lo veo… lo veo en tus ojos. Has sido tocado. Ya no hay nada más que pueda decirte. Dame un abrazo y sigue tu camino en busca de tu discípulo. Pero suelta esa croqueta que acabas de coger. Como excepción, te daré dos advertencias: en primer lugar, nunca digas cocreta; y en segundo, por muy iniciado que seas ahora, te comes eso y no sales de aquí vivo.