Salvajes, asesinos, matones que soñáis con vernos arrodillados ante vuestra arrogancia nuclear: jamás os daremos ese gusto. En primer lugar porque os odiamos y os despreciamos. En segundo lugar porque amamos nuestra libertad. Y por último, porque si llegáis a cumplir vuestra amenaza, no quedará nada de lo que preocuparse.
Además de groseros, sois estúpidos.