A Chiquito de la Calzada, por haber rejuvenecido nuestra lengua.
Esto es ese fistro pecador que entra en un restaurante de gente muy fina. El jefe de sala se acerca y le pregunta:
—¿Tenía usted reserva?
—¡Norl, norl, norl! —le responde el bambino.
—Entonces se tiene usted que marchar.
—No puedorrr.
—¿Por qué no?
—Porque si me voy ahora, ¿quién va a terminar este chiste?